
La fidelidad en una pareja es una ilusión social con rango
de ley inquebrantable, pero lo real es que todo acto contra natura no se puede
sostener en el tiempo.
Ser fiel a una sola persona es una virtud que pocos poseen
naturalmente, en realidad el común de los fieles a las relaciones monogamas
reprimen el deseo, siempre presente y logran controlarlo con éxito, no sin
esfuerzo, pero lo auténticamente real y comprobado científicamente es que el
ser humano no puede ser fiel porque su genética no es compatible con ese
comportamiento.
Pedirle a un cónyuge en el momento del casamiento fidelidad
absoluta es lo mismo que llevar al juez de paz al pie de un volcán activo y
hacerle firmar a este, que nunca mas entrara en erupción, esto es que deberá
manejar su pulsión interna y no expresarla externamente, eso es lo que
justamente se les pide a los cónyuges, que manejen sus pulsiones a cualquier
costa y no las manifiesten de ninguna forma externa.
Es simplemente imposible, o por lo menos muy difícil de
lograr.
Habría que extirparle a todo individuo el deseo para que
nunca llegue a experimentar la pulsión que lleva a la acción y eso es
éticamente cuestionable.
Seria un acto de barbarie como lo que sucede con las mujeres
en Afganistán que les extirpan el clítoris para que no sientan placer alguno y así
alejarlas del deseo por la satisfacción sexual.
Lamentablemente la sociedad tiene sus códigos, sus
costumbres, sus mandatos heredados y se rige por una estructura dogmática que
va a contrapelo con el sentir de los humanos.
Todos sin excepción, estando en pareja, hemos visto a
alguien que nos movilizo y que si se diera la oportunidad intimaríamos, esa
pulsiòn, es justamente el motor de la infidelidad, un deseo que altera la pasividad
de la cotidianeidad, ganas de experimentar sensaciones placenteras ya conocidas
por la mente y eso es lo que justamente nos diferencia del resto del reino
animal, nosotros deseamos, los animales solo realizan el acto sexual para
reproducirse, lo hacen por instinto, nosotros por placer.
Es una lucha constante de nuestra mente, por un lado un
deseo por satisfacer, por el otro la culpa de saber que estamos defraudando a
nuestra pareja en lo que nos comprometimos efectivamente cuando nos casamos, o tácitamente
cuando decidimos formar una pareja.
Este dilema se solucionaría muy fácilmente con una frase muy
usada: “Te hubieras quedado soltero”, y en cierta forma tiene razón, pero el
humano en su gran mayoría tiene el deseo de formar una pareja o mayor aun, una
familia, porque su naturaleza no es justamente la soledad, sino todo lo
contrario, vivir en comunidad y nuevamente nos enfrentamos al dilema: Una cosa,
no es compatible con la otra, esto es, o se esta en pareja absolutamente, o se
esta solo con la libertad que ello otorga.
Un dilema cultural, biológico, ético que nunca tendrá solución,
porque los sentimientos, los mandatos sociales, los preceptos religiosos, los
valores morales inculcados, los prejuicios, los deseos, son estamentos que no siempre
convergen en un mismo sentido.
Es notable observar que con el transcurso de estas ultimas décadas
la vida en pareja se ha flexibilizado, esto es se han acomodado a los nuevos
tiempos y estos nuevos tiempos son mas realistas que en un pasado donde se
llego a efectivizar matrimonios sin haberse conocido antes y mucho menos haber
tenido ningún tipo de acercamiento, El resultado matrimonios padecientes
alejados de todo amor posible, simplemente cumplían con un mandato social a rajatabla,
donde el bienestar y el disfrute de la vida estaba en un segundo plano.
Hoy por suerte todo eso se ha superado y hoy ya casi nadie “soporta”
al otro si la cosa no va.
Poco a poco nos vamos acercando a la lógica de que somos
seres individuales con distintas expectativas y sin la obsesión de creernos
dueño de la vida del otro.
Estamos en este mundo para ser libres y felices, y si en el
camino nos encontramos y compartimos cosas en común, será maravilloso y cuando
no disfrutemos mas estar juntos seguiremos nuestro camino en busca de la
felicidad y esta lógica se parece mucho a la lógica biológica de la creación.
En buena hora que el mundo este cambiando y la hipocresía deje
paso al sentido común.
Valoraré tus comentarios, muchas gracias!