EL MALTRATO DE LAS COLAS O FILAS

Las colas o filas de espera representan un fenómeno habitual de la actividad diaria de cada uno de nosotros. Se hace cola en el correo, en el banco, en la caja del supermercado, en una dependencia publica tramitando un expediente, en las boneterías de diversos eventos, etc, etc. En las organizaciones, este tipo de problemas se resuelve básicamente igualando la demanda de un servicio con la provisión adecuada de ese mismo servicio.
Es un sistema perverso y organizado de maltrato al ciudadano.
Exponer a una persona a horas de cola, muchas veces a la intemperie, con frío o extenuante calor, o con lluvia, para realizar un tramite, un pago, una denuncia o presentarse a una citación, es una forma perversa de maltrato digitado y organizado por el responsable de ese lugar.
Hay un evidente desprecio por el tiempo de las personas y por las molestias y el cansancio que ello ocasiona, siendo mas evidente para enfermos y ancianos.
Esta parte de nuestra cultura esta arraigada en nosotros y es aceptada como algo normal pero no lo es, nadie puede disponer de nuestro tiempo salvo que estemos recluidos por algún delito.
La gente en su gran mayoría lo acepta y normalmente hacen las interminables colas como mansos corderos hacia el matadero, en la creencia que esto no se puede cambiar, y no es así.
El ejemplo que mas indigna es el de los bancos; es bien sabido que generan fortunas, pero sus directivos no reparan en el daño y las molestias que ocasionan a la gente y se centran en "ahorrar" dinero evitando poner mas cajas para cubrir la demanda.
Lo mismo sucede con las dependencias
gubernamentales, no solo nos maltratan con colas interminables sino que los tramites no se resuelven de una sola vez, hay que peregrinar por distintas ventanillas y realizando diversas colas cada vez. Hay una desorganización en la mayoría de los lugares digna de un simio, pero a años luz del raciocinio de un humano sensato; pareciera que el responsable administrativo disfrutara observando el padecimiento diario de los ciudadanos realizando tramites; la indiferencia y hasta el goce que sienten los responsables de este problema por estar en un lugar de poder y poder someter a los demás a su antojo es digno de psicópatas perversos.